¿Cómo fue la experiencia escribiendo Rebecca? Fue de muchísimo aprendizaje, comprendí que para escribir es necesario colocarse en un lugar seguro, que la templanza es necesaria para no involucrarse emocionalmente con la historia y para no juzgar las acciones de ningún protagonista; siendo fiel a la historia y al mensaje. Por otro lado, me topé nuevamente con la fuerza y poder de las palabras; uno de los capítulos que me ocasionó un nudo en la garganta; fue narrar la pérdida de una hija a través de la muerte; tuve que regresar una y otra vez a los ojos llorosos de la protagonista y entendí lo afortunada que fui, al poder estar tan cerca de su dolor y sobre todo de su gran fortaleza.
¿Te inspiras en historias de Camaná para construir tus relatos? No me inspiro en sus historias, pero sí en sus paisajes, por ejemplo, en el primer capítulo de Rebecca titulado “Profundidades” usé como metáfora el mar, en la que dos mujeres se encuentran hundidas en las profundidades y después de batallar contra la corriente y ser arrastrada una y otra vez, vuelve a formarse al igual que las olas para llegar a salvo a la orilla, mientras que Lorena, la observa preguntándose si ella también sería capaz de realizar semejante acto lleno de fuerza y libertad.
¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios? Siempre escribo motivada por las historias de otras personas, me gusta escuchar y ser empática, siento que al final las historias o los protagonistas me encuentran; por eso me gusta pensar que volveré a publicar cuando la vida me presente a un nuevo protagonista, alguien que quiera plasmar su historia y llevar en él un mensaje que valga la pena escribir y, sobre todo, compartir. En definitiva, me cuesta pensar en qué escribiré, simplemente llega el momento.
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