MIRADAS

En la casa del poema, los ojos se encienden como un fulgor, arden como un fuego, todo es un interior si existen sus ojos. 
Todo prueba que su mirada, es la morada fuera del poema, un místico silencio de gracia, un no saber nombrar la filtración nocturna de la noche, porque ni una sola palabra, ni un humano gesto, es capaz de dejarte tan desorientado como la correspondencia de sus ojos.
No lo sé, pero aunque grandes barrotes oxidados aten las ideas, un minúsculo parpadeo puede dejarte exactamente al filo de la orilla o varado entre grandes peñascos de nostalgia.

- Fotografía: Google- Tumblr.

ARDID



La artimaña de mis deseos se acopla a tu ingenio. Travesear una y otra vez con los dados, encontrarnos para irnos, querernos para olvidarnos  y repetir:  "Noche encantadora en la que la luna es cómplice, no alumbres ninguna mentira".


Fotografía:Google-History

ALÉJATE


Aleja la ternura de los cuerpos perversos,
de aquellos que consumen una llama con una sola mirada. - Certeza - El río me habla de las flores, yo les hablo sobre ti. - Ruin -
!Aléjate de los cuerpos perversos!, que son las únicas almas vivas en el mundo del amor eterno.

BARRERAS




"Esperas que tus palabras sean sinceras pero tu silencio pulveriza cada vocal en el aire."

Observar, el hermoso don que se me ha concedido. 

Mirarte sin reciprocidadcomo en las barandas de brazos cruzados.

Esperando que tus pupilas se acerquen apeteciblemente a las míassin venirpero con toda la esperanza latente.

PSIQUIATRÍA

Cuando apenas su mano rozó la puerta, mi agobiante imaginación ya la había convertido en una mosca. Su cuerpo oscuro y sus ojos verdosos son demasiados sucios - pensé. 

Irrumpió mi silencio con un zumbido que hizo que me den ganas de ahogarla en su propia sangre. 

Se paró en frente de mí, provocándome y traté de observarla muy de cercabuscando una similitud o una diferencia que amparen mi imaginación. 

Frotó sus patas con maldad antes de alzar vuelo; voló muy cerca de mí, así que busqué desesperadamente un objeto que me sirva de defensa, tomé un libro y no la vi más, se escondió, fue como si hubiera presenciado mis intenciones.

Respiré silenciosamente y su zumbido, la delató; di unos cuantos pasos bruscos y me detuve, guardando silencio y nuevamente reposó en el escritorio, como en mis manos tenía el libro, hice lo que sé hacer mejor; cinco golpes con total locura, su ser estalló, la sangre se esparció en toda la tapa del libro, me sentí tan feliz, tan eufórica, con una sonrisa de oreja a oreja, pues, había ganado; pero nuevamente la puerta se abrió e ingresó una enfermera, entonces hice lo propio; sujeté el libro y empecé a golpearla, ¿cuándo tenía que detenerme? Cuando su ser estallara.