VÉRTIGO


Mañana el sol apagará la noche, las hojas caerán de los árboles sin danzar dulcemente frente a mis ojos. Siento el vacío, en el fondo un estremecimiento mudo. 

Pero escucho vivencias, amores asfixiantes, vasos llenos de alcohol, noches con los ojos despiertos, angustias frente al futuro, una mano que espera, un deseo que no cesa, como si yo hubiera padecido cada encuentro por ser una fiel oyente… estoy pagando el precio, he vivido sin sentir, he maldecido y conjurado nombres cuyo fuego no arden en mis venas. Y con una sonrisa perfecta he dicho respuestas fascinantes, he podido describir sentimientos.

Analizar es una condena imperdonable puesto que sé… sé lo que necesito, sé lo que me comprime en el fondo de la nada, lo que podría salvarme de cualquier padecimiento.

"Si escribes has de pagar un precio muy alto" - puesto que las palabras es este vaivén inconsciente, que ocurre mientras introduzco brutalmente mis dedos sobre el teclado, es el encuentro preciso con la soledad.

Puedo pasarme ocho horas frente al ordenador y personalmente, escribir sin sentido. Pero llega un punto de culminación y no relees por miedo; porque sientes que una mano tapa tus ojos, no quieres leer verdades, no quieres un encuentro con tu subconsciente.

Pero está lo otro, un deseo nato de querer buscar una madre, un punto de partida; un decir, he llegado y no he encontrado. Lo cual es totalmente falso, las palabras son ásperas, son profundas, siempre tienen dos caras. Y no creas todo lo que lees, no supongas todo lo que escribo, ya que puede ser otro, un sentimiento o una simple ilusión de un autor tratando de captar tu atención. Y te pregunto ¿lo he conseguido?

No hay comentarios:

Publicar un comentario