razonar sobre tu recuerdo
y morir sobre mis ganas.
Ha de ser una ceremonia lúgubre
para los amaneceres vastos de piedad.
!Vamos!
Acicate con mis poemas,
bebe de esta sedienta elocuente
que escribe sobre ti y la noche,
que nace y muere por un venir de llamados,
de llantos, de nada.
Apiádate de mí locura
y no dejes que muera así;
sin razón, sin trepidar sobre mí, sobre ti... sobre los dos.
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