MEMORIA

Una palabra se filtra por la ventana. Una luz suave.

La oscuridad permanece en mi rostro, en mis manos. Escucho una melodía lejana.

La palabra «memoria» cobra sentido: ¿Qué debo recordar?

La luz del móvil se enciende. Ilumina mi rostro. 

Aparece un recordatorio: «Toma las pastillas que se encuentran encima del velador».

Me levanto de la cama. Jalo la cortina. La luz ilumina toda la habitación. Una sensación extraña presiona mi pecho. No recuerdo en dónde estoy, ni siquiera sé si puede haber presencias capaces de asustarme. Salgo en busca de respuestas.

En las escaleras, una niña me sonríe. Me abraza, sus brazos rodean mis piernas. Nuevamente, me siento extraño, parece que me conoce.

Hay personas sentadas alrededor de una mesa, me sonríen y me siento incómodo. He olvidado mi nombre. No creo poder presentarme. 

Los observo con curiosidad y sus sonrisas parecen no querer desvanecerse, me siento a gusto. 

Trato de buscar nuevamente aquella palabra que es capaz de filtrarse por la ventana, pero todo el espacio está iluminado. Decido volver a la habitación. Encima de las pastillas, hay una pequeña nota: «Tienes Alzheimer, papá, toma la medicina y baja cuando te sientas listo».

Me quedo pensativo. Quizás lo importante no sea recordar, sino poder sentirme a gusto con aquellas presencias capaces de sonreírme.  

(Ejercicio de texto, frases cortas. Mayo 2025)

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