LIRIOS DEL CAMPO



El mes pasado me obsequié un ramo de Lirios del campo (Astromelias), y aunque por años he sostenido la idea de que un ramo de flores es un pésimo presente, no pude huir de aquel acto.

Las compré fuera del cementerio, como si les hubiera propuesto otro destino. Me dijeron que les eche unas gotas de lejía, para que duren más. Pedí prestado un florero y las observé detenidamente, cuestionándome cuántas veces había sido capaz de ignorar su belleza.

Lo cierto es que a la semana, empezaron a caer los pétalos, sentí como si el otoño hubiera llegado, aunque el intenso y pequeño rayo de sol que se filtraba por la ventana, me indicaba duramente que recién había comenzado el verano.

Fui testigo de aquella fragilidad y bastó para prometerme, no volver a obsequiarme flores.